SALAZAR: Una semana santa desde la realidad hispana

March 27, 2018

¿Recuerdas la semana santa de tu país? ¿Verdad que tenías una experiencia algo diferente? No solo era la parroquia, sino todo el pueblo, la ciudad, el calendario cívico y hasta el mismo gobierno observando los días asuetos de la semana santa, por no decir, los días santos para todo mundo.

Pues bien, a nuestra llegada a los Estados Unidos como migrantes, nos encontramos con un sistema y múltiples expresiones culturales que distan mucho de nuestra experiencia de origen. El otro día mi esposa me dijo: “ay amor, aquí la semana santa no se siente igual.”

Evidentemente el sentimiento no es lo primordial en cuanto a nuestra fe, es importante pero no siempre. Pero entiendo que detrás de la expresión de mi esposa se encontraba un anhelo, casi una nostalgia por vivir con esos días arropados de fervor, devoción, y religiosidad no solo intra-templo pero hacia afuera con la comunidad exterior, con pueblo, con la ciudad.

Esta experiencia me recuerda un Abraham convocado por Dios a vivir en tierra lejana (Génesis 12, 1); pienso en un José el Sonador integrado en una sociedad diferente (Génesis 41, 40); ¿Qué decir de Rut dispuesta a migrar con una fe arraigada? (Rut 1, 16); algunos episodios neo testamentarios como el de la Sagrada Familia viajando a Egipto (Mateo 2, 13) o el mismo Pablo viajando a Roma (Hechos 27).

El mismo pueblo de Israel escogido por Dios para peregrinar por el desierto, luego en el exilio y diversos lugares. Qué esto sino una fe nómada que no se ancla a un lugar específico y que viaja forzada o voluntariamente a otros horizontes en busca de la misión y el llamado de Dios.

El Catecismo de la Iglesia Católica en el numeral 172 dice así: “Desde siglos, a través de muchas lenguas, culturas, pueblos y naciones, la Iglesia no cesa de confesar su única fe, recibida de un solo Señor.” Esto nos lleva a concluir que las formas son importantes, pero no lo más importante, es decir, el centro de todo siempre es y debe de ser Jesucristo.
Ahora bien, nuestra misma Iglesia ha acuñado la palabra “inculturación” para referirse al proceso mediante el cual la Iglesia se injerta en la cultura usando el lenguaje y los símbolos de la cultura “huésped” evangelizándola. Con esto en consideración me gustaría sugerir 7 puntos clave que nos pudieran ayudar a vivir esta cuaresma y días santos con profundo arraigo y espiritualidad autentica:

1. Jesús es el mismo, allá, acá y donde quiera, aun cuando estemos lejos de nuestro país natal.

2. Involúcrate en tu parroquia participando activamente en las actividades de cuaresmas y semana santa. No hay mejor manera de mejorar las cosas hasta que uno tomar participación activa y directa en las actividades.

3. Discierne lo bueno de tu país y proponerlo aquí. Siempre hay cosas en la religiosidad popular que son adaptables y otras no en el país actual. Esto significa que debemos de tomar en cuenta que expresiones de fe se pueden llevar a cabo en tu actual parroquia siempre con coordinación con tu párroco.

4. La cuaresma y semana santa siempre van acompañadas de oración, ayuno y limosna. Es la enseñanza de nuestra Santa Madre Iglesia (CEC 1434) aquí, allá o acullá. Esto es central para no perder el verdadero sentido de estos días santos.

5. Estar atentos a no quedarnos con las formas externas que pueden ser muy buenas, y siempre centrar nuestros esfuerzos al cambio y la conversión del alma.

6. Las formas de piedad, litúrgicas, musicales, peregrinaciones, representaciones son buenas en la medida que puedan que lleven a la persona a un encuentro con Jesucristo.

7. Finalmente recordar que podemos identificarnos con Cristo mismo y cada uno de esos hombres y mujeres que se vieron en la necesidad de migrar por diferentes razones sin renunciar a sus buenas costumbres y su fe. 

Gerardo Salazar es director asociado de la Oficina de Evangelización y Catequesis.