OCHOA: El amor de Dios que todo lo supera

July 14, 2020

Todos los años, 19 días después del Domingo de Pentecostés, la Iglesia Católica celebra la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, una de las devociones católicas más practicadas y conocidas. Es un día dedicado a la devoción del amor de Dios hacia la humanidad simbolizado con la representación física del Corazón de Jesús. “Es un amor que supera todo conocimiento”, declara el Papa Francisco en su homilía para la fiesta. “Así de grande es el amor de Dios, como el mar, sin orillas, sin fondo, sin límites”.

La devoción al Sagrado Corazón de Jesús tiene una larga historia que se remonta al siglo XII cuando San Bernardo de Claraval describió el Corazón de Jesús como la fuente de nuestro amor por Dios y por los demás. San Francisco de Asís tuvo una profunda devoción al Corazón de Jesús y sus escritos al respecto inspiraron a la monja francesa, Santa Margarita María Alacoque, en el siglo XVII. La Santa recibió cuatro visiones de una imagen de Jesús con su corazón envuelto en llamas. La más popular ocurrió en 1675, estando ante la Eucaristía, cuando escuchó de Jesús: “He aquí este corazón que tanto ha amado a los hombres, que todo ha perdonado hasta agotarse y consumirse para demostrarles su amor...” Estas experiencias místicas llevaron al desarrollo y difusión de esta devoción y prácticas, la comunión de los primeros viernes del mes, las doce promesas o beneficios espirituales de la devoción y la hora santa de reparación, que continúan hasta nuestros días y en muchas de nuestras familias por varias generaciones.

A través de la labor de muchos misioneros, la devoción al Sagrado Corazón se ha extendido por todo el mundo. Las estatuas o imágenes de Jesús con su corazón abrasado de amor por toda la humanidad se encuentran en iglesias, hogares y hasta cementerios en todos los continentes. Incluso, se pueden encontrar grandes estatuas del Sagrado Corazón en las calles de la India. Todas y cada una nos recuerdan la inmensidad del amor que reina en el Corazón de Jesús hacia nosotros.

Este año, la celebración de la Fiesta del Sagrado Corazón tuvo lugar en medio de una pandemia mundial. El gran amor de Jesús es tanto un consuelo como un desafío, ya que enfrentamos la pérdida de vidas y nuestro propio estilo de vida debido a la propagación del mortal virus COVID-19.

Al recordar el amor sin medida de Jesús por nosotros y su promesa de vida eterna nos da fuerzas, permitiéndonos manejar nuestros propios miedos y ofrecer consuelo a los demás. Hemos de responder al desafío de compartir ese amor con otros, de poner en acción el potente motor que es el amor de Cristo y aplicarlo dándolo a los más necesitados. El Papa Francisco explica además: “Dios no reveló su amor a través del poder sino amando a su pueblo, enseñándoles a caminar, tomándolos en sus brazos, cuidándolos...” La práctica de las obras de misericordia se convierte en una continuación de este amor.

Ya que no existen fronteras para el amor de Dios y a pesar de que el sufrimiento causado por el virus está afectando a tantos países, nuestras oraciones y generosidad deben llegar a todo el mundo.

El Plan Cooperativo Misionero, coordinado por la Oficina de Misiones, es una de las formas en que nuestra Iglesia y en particular nuestra arquidiócesis siempre ha ofrecido asistencia a las poblaciones más necesitadas. El plan consiste en invitar misioneros de todo el mundo a nuestras parroquias para dar a conocer su labor misionera y solicitar oraciones y apoyo financiero. Les invitamos a mantenerse al tanto de los planes de su parroquia y buscar información en línea en la página web de la Oficina de Misiones Arquidiocesana para conocer las fechas en que el misionero participante en este programa y asignado a su parroquia llegará a visitarlos.

Amor con amor se paga. Es a través de ustedes que el amor de Jesús continuará extendiéndose a todos los pueblos como reflejo del amor que reina en el Sagrado Corazón de Jesús. †

Hilda Ochoa es la directora de la Oficina de Misiones.