DEVET: Matrimonio- Un tesoro escondido
February 11, 2020
Amo a la Iglesia Católica.
Muchas razones por las que amarla! Las oraciones, las liturgias, los sacramentos, la presencia real de Nuestro Señor entre nosotros. Los tiempos litúrgicos que nos recuerdan la historia de la salvación.
Las oraciones y bendiciones para cada ocasión. La gran cantidad de testigos y Santos de toda la historia, cuyo ejemplo increíble de logros y gran santidad nos inspiran, hacen humildes, y nos siguen apoyando a través de su intercesión. Las doctrinas que propone, cuya verdad y lógica interna, es en sí misma, albergan una gran belleza.
Las maravillas arquitectónicas de los edificios antiguos y nuevos, y la historia de la música sagrada para elevar nuestro espíritu a las cosas más altas.
La fortaleza poderosa ejemplificada por la Iglesia proviene de nuestro Dios. En este momento histórico, la Iglesia puede parecer más un caos que una poderosa fortaleza. El Papa emérito Benedicto XVI comentó recientemente que la Barca de Pedro está tomando agua, incluso hasta el punto de correr el riesgo de hundirse.
Pero como C. S. Lewis señaló en Las Cartas del Diablo a su Sobrino, ver a la Iglesia correctamente es considerar nuestra historia real. A través de los siglos turbulentos en la historia de la humanidad las naciones van y vienen; se quieren encontrar y probar las diferentes ideologías; la tecnología corre hacia adelante para bien o para mal; las guerras y los opresivos sistemas políticos asolan la raza humana.
A través de todo, y a pesar de su turbulenta historia, la Iglesia sigue en pie, cumpliendo su misión, proclamando el Evangelio en cualquier tiempo y circunstancia. La promesa de nuestro Fundador se mantiene: las puertas del infierno no prevalecerán.
Todo esto me encanta. Pero hay una razón más personal y poderosa para amar a la Iglesia, y es que valoro el matrimonio y la vida familiar.
La Iglesia, única en todo el mundo, comprende lo que es el matrimonio y ofrece una buena guía a sus hijos sobre cómo vivirlo; ya que ella, de manera única, entiende a la persona humana hecha a imagen de Dios, comprendiendo particularmente lo que es la ley natural la que debe guiar nuestras acciones para que seamos felices.
Esa ley natural, incluye cómo formar una familia. En el corazón de la familia está impresa la relación entre marido y mujer. En el corazón de esa relación está la razón de ser una sola carne. San Juan Pablo II dijo, casi de forma impactante, que esta unión sexual permite a la pareja “amar como Dios ama”.
Llamó a esta unión el “sacramento primordial”, la fase inicial de una realidad humana cuyo significado es el misterio invisible de Dios, el cual es la unión de personas en amor íntimo.
Por lo tanto, la unión de una sola carne es santa e incluso sacramental. La Iglesia protege y defiende con razón todas las cosas sagradas, y esta no es una excepción. La familia no puede florecer si se profana la unión íntima entre marido y mujer; de manera que la Iglesia propone enseñanzas por las cuales esa unión puede permanecer casta, incluyendo hasta la anticoncepción, la cual es una grave ofensa contra la unión y contra Dios, realidad que no debe ser utilizada.
Es un privilegio para mí liderar localmente, el programa de Planificación Natural de la Familia. Desde que acepté el trabajo hace 20 años, nunca pensé que proporcionar un método natural fuera mi primera prioridad.
En cambio, explicar, defender y conservar la enseñanza verdadera y hermosa, que proporciona la planificación natural de la familia, es primordial para mí. La Planificación Natural Familiar no es un fin en sí mismo, sino los mejores medios que conocemos para empoderar a la pareja casada a seguir la voluntad de Dios, al mismo tiempo que capacita, con confianza, a la pareja según los principios de la Paternidad Responsable.
Y de esta manera establecer el fundamento sobre el cual aceptar el famoso desafío de San Juan Pablo II – “¡Familia, conviértete en lo que eres!”.
Joe DeVet es consultor de Planificación Natural de la Familia del Ministerio de Vida Familiar.