Busquemos a Dios en esta Cuaresma

February 27, 2018

Hemos comenzado la cuaresma y es el momento preciso para reflexionar, examinar nuestras vidas, nuestros actos y nuestras actitudes. Yo personalmente no he conocido a nadie que este exento a la burla, a la crítica, a la calumnia, al pisoteo y al repudio. ¡Y da mucha tristeza pensar como es que haya gente que pueda pisotear, lastimar, calumniar a su prójimo!

En la Carta de Santiago 3:2-11 habla de la lengua, órgano que puede dañar y lastimar tanto sino se controla y se doblega, por eso la disciplina de la oración, el ayuno y la limosna. Es precisamente en la Cuaresma donde debemos ejercitar no solo evitar comer carne los días de ayuno y abstinencia, sino evitar comer carne del prójimo: no al chisme, no a la calumnia, no a la mentira o a la traición.

Santa Teresa de Calcuta una vez dijo “prefiero cometer errores con gentileza y compasión antes que obrar milagros con descortesía y dureza”.
El Papa Francisco, en una ocasión dando su homilía en San Pedro, dijo que cada uno de nosotros somos los guardianes de nuestros hermanos. Ser persona humana significa ser guardianes los unos de los otros. Sin embargo, cuando se rompe la armonía, se produce una metamorfosis: el hermano que deberíamos proteger y amar se convierte en el adversario a combatir, suprimir.

En este tiempo de Cuaresma busquemos los silencios de oración, dedica algunos minutos meditando el evangelio del día, o tal vez una lectura espiritual de algún santo, busquemos el perdón de Dios, no nos de miedo acercarnos al Sacramento de la Reconciliación y Penitencia.

Dios nos llama a cada uno de sus hijos porque nos ama tanto, tanto es su amor que nos espera con los brazos abiertos para sanar nuestras heridas que nos ha distanciado de Él.

Recordemos que cada uno de nosotros ha sido creado por Él y somos para Él. Así como el Padre lo hizo con el hijo prodigo en la parábola de Lucas 15:11-32. Aunque sintamos que haya momentos difíciles donde los problemas de la vida nos ahogan la poca llama de amor y esperanza, el Señor no defrauda.

No dejemos que nuestro primer amor se enfríe, al contrario hagamos todo lo posible por encender la llama de la fe en nuestros corazones, siempre confiando en que Dios a través de su hijo Jesucristo nos llevara por el mejor camino que el conoce — la salvación eterna.

Adrian Alberto Herrera es director asociado con la Oficina de Evangelización y Catequesis en la Arquidiócesis.