ALVAREZ: Conversion rather than controversy

January 23, 2024

St. Paul is depicted in a stained glass window. (Catherine Leblanc / Godong)

St. Paul the Apostle is a great model of conversion and a great reflection of how we are to be working on our own hearts. Although he was once the protestor and auditor of his time, his conversion is one filled with hope that can only come from Jesus.   

Before his conversion, he was a great activist against the holy followers of Jesus, whom he accused as enemies of the law. He would deliberately find ways to accuse the faithful and saw with the eyes of ‘catching them doing bad.’ However, it wasn’t until the Lord Jesus Christ showed Paul mercy and grace that his conversion was sparked. “And he said, ‘Who are you, Lord?’ And he said, ‘I am Jesus, whom you are persecuting; but rise and enter the city, and you will be told what you are to do.’ The men who were traveling with him stood speechless, hearing the voice but seeing no one.” (Acts 9:5-6). I find it truly amazing to imagine being stopped right in our tracks, on our way to pointing fingers at sinners, and then having Jesus Himself look at our own hearts; I’m always in awe of this miracle.   

At times, we may have jumped to conclusions a time or two and seen only the ill will of others, but our own hearts also need continuous conversion. So, what are we doing to not fall into the trap of seeing ill will? Are we giving Jesus the time with our own hearts by participating in the holy Sacrament of Reconciliation? Acknowledging that it takes humility to stand in the confessional line and courage to see our own faults, we, too, like St. Paul, are invited to reflect on times we have been the persecutor of others. 

St. Paul goes on to evangelize and catechize many souls and reminds us that no one is exempt from conversion, and by doing so, we become true witnesses. Without pride or boastfulness, instead, the invitation stands to conversion on our way to following Jesus. “Love is patient and kind; love is not jealous or boastful; it is not arrogant or rude. Love does not insist on its own way; it is not irritable or resentful; it does not rejoice at wrong but rejoices in the right. Love bears all things, believes all things, hopes all things, endures all things” (1 Cor 13:4-7). 

Therefore, let us reflect and ask ourselves, are our confessional lines as full as our holy Liturgies? Or is our formation attendance equivalent to our spiritual direction encounters? Perhaps our university graduating class numbers are proportionate to the numbers of the nearest chapel occupancy? Since we understand that the numbers do not necessarily compensate each other, comparing holy Mass attendance and our confessional lines, I cordially invite you to Reconciliation and/or Adoration, a simple retreat to get away and visit Our Lord. There is something so pure and true of the teachings Jesus told us to observe while on earth, and I cannot wait to see you there, my friend. The feast day of the conversion of St. Paul the Apostle is celebrated on Jan. 25, and he invites us to “Be watchful, stand firm in your faith, be courageous, be strong. Let all that you do be done in love” (1 Cor 16:13). Choosing conversion rather than controversy, starting with our own hearts. 

May Jesus’s mercy and grace multiply!

Melissa Alvarez is an associate director for Ministry with Persons with Disabilities for the Office of Evangelization and Catechesis.

Eligiendo la conversión en lugar de la controversia

El apóstol San Pablo es un gran modelo de conversión y un gran reflejo de cómo debemos trabajar en nuestros propios corazones. Aunque una vez, Pablo fue un gran defensor de la ley en su tiempo, su conversión la cual está llena de la esperanza, solo puede venir de Jesús.

Antes de su conversión, fue un gran activista contra los santos seguidores de Jesús, a quienes acusaba de enemigos de la ley. Deliberadamente encontraba formas de acusar a los fieles y encontrar culpables para: “atraparlos haciendo el mal”. Sin embargo, no fue hasta que Nuestro Señor Jesucristo le mostró a Pablo, la misericordia y la gracia, que inicio su conversión. “Y él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y él dijo: Yo soy Jesús, a quien vosotros perseguís; Pero levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que tienes que hacer’.

Los hombres que viajaban con él se quedaron mudos, oyendo la voz, pero sin ver a nadie. (Hec 9:5-6). Es realmente asombroso que te detengan en seco en tu camino y te señalen con el dedo como pecador y después que Jesús mismo vea nuestros corazones. Para mí, este milagro me ha causado un gran asombro….

Todos somos culpables de sacar conclusiones precipitadas a veces y ver solo la mala voluntad de los demás que hasta nos olvidamos de que nuestros propios corazones, que también necesitan conversión. Entonces, ¿Qué estamos haciendo para no caer en la trampa de ver mala voluntad? ¿Le estamos dando a Jesús el tiempo con nuestros propios corazones al participar en el santo sacramento de la reconciliación?

Reconociendo que se necesita humildad para hacer una confesión verdadera y valentía para ver nuestras propias faltas, también nosotros, como San Pablo, estamos invitados a reflexionar sobre las veces que hemos sido perseguidores y extremos defensores de la religión.

San Pablo continúa evangelizando y catequizando a muchas almas y nos recuerda que nadie está exento de la conversión y que al hacerlo nos convertimos en verdaderos testigos. Sin orgullo, ni jactancia y, en cambio, invitan a la conversión al camino del amor de Dios. “El amor es paciente y bondadoso; el amor no es celoso ni jactancioso; No es arrogante ni grosero. El amor no insiste en su propio camino; no es irritable ni resentido; no se regocija en el mal, sino que se regocija en el bien. El amor todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1 Cor 13:4-7).

Por lo tanto, reflexionemos: ¿Acaso nuestras filas de confesión están tan concurridas como nuestras sagradas liturgias, como son, la confesión, la adoración y las misas? ¿Otra comparación seria nuestra asistencia a la formación, acaso es equivalente a nuestros encuentros de dirección espiritual? ¿O quizás el número de la capacidad de la misa de graduación universitaria, es proporcional al número de los que caben dentro de un santuario?

Dado a que los números no reflejan una misma participación de los feligreses al confesarse o acudir a misa. Yo te invito al lindo sacramento de la reconciliación o tal vez a visitar a Nuestro Señor en la capilla de adoración. Hay algo tan puro y verdadero en todas las directivas que Jesús nos dijo que observáramos mientras estuviéramos en la tierra, y no puedo esperar a verte allí, amigo mío. El 25 de enero se celebra la fiesta de la conversión del apóstol San Pablo y nos invita a “estar atentos, permanecer firmes en vuestra fe, ser valientes, ser fuertes. Hágase con amor todo lo que hagáis” (1 Cor 16:13). Elegir la conversión en lugar de la controversia, comenzando con nuestros propios corazones.
¡Que la misericordia y la gracia de Jesús se multipliquen! 

Melissa Álvarez es directora asociada de Ministerio con Personas con Discapacidades de la Oficina de Evangelización y Catequesis.