President of U.S. Conference of Catholic Bishops Renews Commitment for Greater Effectiveness and Transparency in Disciplining Bishops (with Spanish Translation)

August 27, 2018

Cardinal Daniel N. DiNardo of Galveston-Houston, President of the United States Conference of Catholic Bishops (USCCB) has issued the following statement.

Cardinal DiNardo’s full statement follows:

“In communion with the Holy Father, I join the Executive Committee of the United States Conference of Catholic Bishops (USCCB) in taking upon ourselves his exhortation, ‘this open wound [of abuse] challenges us to be firm and decisive in the pursuit of truth and justice.’

“On August 1st, I promised that USCCB would exercise the full extent of its authority, and would advocate before those with greater authority, to pursue the many questions surrounding Archbishop McCarrick.  On August 16th, I called for an Apostolic Visitation, working in concert with a national lay commission granted independent authority, to seek the truth.  Yesterday, I convened our Executive Committee once again, and it reaffirmed the call for a prompt and thorough examination into how the grave moral failings of a brother bishop could have been tolerated for so long and proven no impediment to his advancement.

“The recent letter of Archbishop Carlo Maria Viganò brings particular focus and urgency to this examination.  The questions raised deserve answers that are conclusive and based on evidence. Without those answers, innocent men may be tainted by false accusation and the guilty may be left to repeat sins of the past.

“I am eager for an audience with the Holy Father to earn his support for our plan of action.  That plan includes more detailed proposals to: seek out these answers, make reporting of abuse and misconduct by bishops easier, and improve procedures for resolving complaints against bishops.  Inspired by his recent letter to the people of God, and his motu proprio of two years ago, As a Loving Mother, I am confident Pope Francis shares our desire for greater effectiveness and transparency in the matter of disciplining bishops. We renew our fraternal affection for the Holy Father in these difficult days.

“To the survivors of abuse and the families who have lost a loved one to abuse, I am sorry.  You are no longer alone.  Since 2002, hundreds of professionally trained staff across the country have been working with the Church to support survivors and prevent future abuse.  Nationwide, the Church has a zero-tolerance policy toward priests and deacons who abuse, safe environment training, background checks for those working around children, victim assistance coordinators, prompt reporting to civil authorities, and lay review boards in dioceses.

“In other ways, we have failed you.  This is especially true for adults being sexually harassed by those in positions of power, and for any abuse or harassment perpetrated by a bishop.  We will do better. The more she is buffeted by storms, the more I am reminded that the Church’s firm foundation is Jesus Christ.  The failures of men cannot diminish the light of the Gospel.  Lord, by the help of your mercy, show us the way to salvation.”

 


El Cardenal Daniel N. DiNardo de Galveston-Houston, Presidente de la Conferencia Episcopal Católica de los Estados Unidos (USCCB por sus siglas en inglés) ha hecho la declaración que sigue:   

La declaración completa del Cardenal DiNardo es la siguiente:

“En comunión con el Santo Padre, me uno al Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal Católica de los Estados Unidos y tomamos como nuestra su exhortación: ‘esta herida abierta [del abuso] nos reta a ser firmes y decisivos en la búsqueda de la verdad y la justicia’.

El 1º de agosto prometí que la USCCB ejercería toda su autoridad y abogaría ante los que tienen más autoridad para buscar respuesta a las interrogantes sobre el Arzobispo McCarrick.  El 16 de agosto, invité a una Visita Apostólica, para trabajar en concierto con una comisión laica nacional a la cual se le concedió autoridad independiente para buscar la verdad.  Ayer, me reuní de nuevo con el Comité Ejecutivo y en él se reafirmó el llamado para un examen puntual y minucioso del cómo las graves fallas morales de un hermano obispo pueden haber sido toleradas por tanto tiempo y no haber sido un impedimento a su ascenso.

La reciente carta del Arzobispo Carlo Maria Viganò enfoca y da urgencia especial a este examen.  Las interrogantes que se plantean merecen respuestas concluyentes basadas en la evidencia.  Sin esas respuestas habrá hombres inocentes cuya reputación quedará empañada por acusaciones falsas y hombres culpables que quedarán en libertad para continuar repitiendo los pecados del pasado.

Estoy ansioso de tener una audiencia con el Santo Padre y obtener su respaldo para nuestro plan de acción. El plan incluye propuestas más concretas para: buscar las respuestas; facilitar las denuncias de los abusos y mala conducta de los obispos; y mejorar los procedimientos para resolver las quejas en contra de los obispos.  Inspirados por su reciente carta al pueblo de Dios, y su motu proprio de hace dos años, Como una Madre amorosa, estoy seguro que el Papa Francisco comparte nuestro deseo de mayor efectividad y transparencia a la hora de disciplinar a los obispos.  Renovamos nuestro afecto fraterno hacia el Santo Padre en estos días tan difíciles.

A los sobrevivientes del abuso y a las familias que han perdido seres queridos al abuso, les pedimos perdón.  Ya no se encuentran solos; desde 2002 contamos con cientos de profesionales preparados que trabajan con la Iglesia por todo el país para apoyar a los sobrevivientes del abuso y para evitar el abuso en el futuro.  A nivel nacional, la Iglesia tiene una política de cero tolerancia hacia los sacerdotes y diáconos que abusan, educación para lograr un entorno seguro, verificación de antecedentes para los que trabajan con niños, establecimiento de coordinadores de asistencia a las víctimas, denuncias rápidas a las autoridades civiles y consejos de revisión formado por laicos en las diócesis.

En otros sentidos hemos fracasado.  Esto es especialmente cierto para los adultos que han sido acosados por aquellos que están en puestos de autoridad, y por los abusos o acosos perpetrados por un obispo.  Vamos a mejorar.  Mientras más está azotada por las tempestades, más consciente estoy de que la base sólida de la Iglesia es Jesucristo.  Los errores de los hombres no pueden disminuir la luz del evangelio.  Señor, con la ayuda de tu misericordia, muéstranos el camino a la salvación.”