A Shepherd's Message - Easter 2024

March 26, 2024

Christ is Risen! Alleluia! He is truly Risen! Alleluia!

In my last article, I reflected on Holy Week and the liturgical celebrations that mark those important days, especially Thursday night through Sunday night — the Sacred Triduum. The Triduum revivifies and renews the action of Jesus Christ in His suffering, dying and rising for us and our salvation. The Triduum makes real the complete obedience of Jesus Christ, the Son, to the will and plan of His Father, and in accordance with the action of the Holy Spirit.

The resurrection of Christ occurred at a point in history, but it is an event “once and for all.” Because Christ has conquered death by dying, the resurrection is a reality of today. It is always today! In the death of Christ before His Father and for us, our relationship to God has changed.

We live in a new friendship and intimacy. Even time changes! It no longer “passes.” It is caught up in Christ’s salvation. It reveals God the Father’s constant and eternal plan to seek out all human beings in their hiding places and bring them home. God’s love is everlasting. The Gospels emphasize this by calling the death and resurrection of Christ His “hour.” Now has the hour come for the Son of Man to be glorified is the way the Gospel of St. John beautifully expresses this reality.

So, it can be said, with the whole of the New Testament, that the death and glory of Christ have ushered in “the last times” (which may last for millennia). The power of Christ grows more intense as those who come to the Father through Him and in the Holy Spirit are received into His Church. In coming to Him, they receive power through witnessing and boldness of action, through which they reveal ever more God’s love for the world.

At the same time, the forces of those opposed to the Lord and His goodness keep up their carnival of death. This situation will remain in place until the final coming of Christ in glory, in a time known only by the Father. We make our pilgrimage with great hope with all the faithful of the Church, living and deceased, and with all the Saints in heaven — beginning with the Mother of God. Pope Francis has called this “living in a synodal way,” a way of accompaniment with others, especially the little ones.

In living our Christian way of life, we give joy to the Father. This should fill us all with wonder that such an event has come to us and rests with us always.

Christ is Risen! Alleluia! 


¡Cristo ha Resucitado! ¡Aleluya! ¡Verdaderamente Él ha Resucitado! ¡Aleluya!

En mi último artículo, reflexioné sobre la Semana Santa y las celebraciones litúrgicas que marcan esos días importantes, especialmente del jueves por la noche hasta el domingo por la noche – el Triduo Sagrado. El Triduo reaviva y renueva la acción de Jesucristo en Su sufrimiento, muerte y resurrección por nosotros y por nuestra salvación. El Triduo hace realidad la obediencia completa de Jesucristo, el Hijo, a la voluntad y el plan de Su Padre, y según la acción del Espíritu Santo.

La resurrección de Cristo ocurrió en un momento de la historia, pero es un evento “de una vez por todas”. Debido a que Cristo venció la muerte al morir, la resurrección es una realidad actual. ¡Siempre es hoy! En la muerte de Cristo ante su Padre y por nosotros, nuestra relación con Dios ha cambiado.

Vivimos en una nueva amistad e intimidad. ¡Hasta el tiempo cambia! Ya no “pasa.” Esta atrapado en la salvación de Cristo. Revela el plan constante y eterno de Dios Padre de buscar a todos los seres humanos en sus escondites y traerlos a casa. El amor de Dios es eterno. Los Evangelios enfatizan esto al llamar la muerte y resurrección de Cristo Su “hora.” Ha llegado la hora de que el Hijo del Hombre sea glorificado, es la forma en la que el Evangelio de San Juan expresa hermosamente esta realidad.

Entonces, se puede decir con todo el Nuevo Testamento, que la muerte y la gloria de Cristo han marcado en “los últimos tiempos” (que podrían durar milenios). El poder de Cristo se vuelve más intenso a medida que aquellos que vienen al Padre a través de Él y en el Espíritu Santo son recibidos en Su Iglesia. Al venir a Él, reciben el poder mediante el testimonio y la audacia de la acción, a través de la cual revelan cada vez más el amor de Dios por el mundo.

Al mismo tiempo, las fuerzas de quienes se oponen al Señor y a Su bondad, mantienen su carnaval de muerte. Esta situación permanecerá hasta la venida final de Cristo en gloria, en un tiempo conocido solo por el Padre. Hacemos nuestro peregrinaje con gran esperanza con todos los fieles de la Iglesia, vivos y muertos, y con todos los Santos en el cielo – comenzando con la Madre de Dios. El Papa Francisco le ha llamado a esto “vivir de manera sinodal,” una forma de acompañar a los demás, especialmente los más pequeños.

Al vivir nuestro estilo de vida Cristiano, damos alegría al Padre. Esto debería llenarnos a todos de asombro, de que tal evento ha llegado a nosotros y permanece con nosotros para siempre.

¡Cristo ha Resucitado! ¡Aleluya! †