A Shepherd's Message - April 6, 2015
April 6, 2015
Iwant to give greetings for a Blessed Easter to the priests, deacons, consecrated religious and all the faithful of the Archdiocese. I also wish to add a special word of welcome to the newly baptized members and to those candidates who have been received into full communion with the Church.
The Easter celebrations remind us of the beauty and truth of our call, the hope of our final goal, and the challenge of our mission. No person in the New Testament meets the Risen Christ and is left unemployed! They all receive a message and a mission to make Christ known, to go and speak, to go and be a mission of the Risen Christ in the world. So it is true even today.
It is in the “hour” of Jesus’ death and resurrection that the loving plan of God comes to its climax: the Father gives everything in giving His Son; and the Son, the Eternal Word, gives everything to the Father in the loving obedience of the cross. It is at the cross that whatever has been hidden is opened up.
At the cross, what Jesus says to the “good thief” He says to all human beings who have been hiding from the love of God. Today, you will be with me in paradise. At Jesus’ death, blood and water flow from His wounded side, a symbol of the presence and activity of the Holy Spirit who comes forth as a wellspring of grace! The entire Blessed Trinity is active beyond our understanding.
The incorruptible Risen Body of Jesus Christ is not something of the past. It is always present and the Church never ceases to celebrate this presence. This is Easter glory! We have been claimed by this same Jesus and we have been given the gift of the Holy Spirit to constantly witness to Him.
We witness by celebrating the Liturgy, listening to the Word and receiving his Risen Body in Holy Communion. As the Church doors open and we go forth, we continue to witness and celebrate Christ’s presence. In fact, it is in the world of our everyday things that the event of Easter most shines. Many scattered children need to be gathered to the Lord. We are the witnesses.
Happy Easter!
Quiero dar saludos de Pascua a los sacerdotes, diáconos, religiosos consagrados y a todos los fieles de la Arquidiócesis. También me gustaría añadir unas palabras especiales de bienvenida a los miembros recién bautizados y a los candidatos que hayan sido recibidos en plena comunión con la Iglesia.
Las celebraciones de Semana Santa nos recuerdan la belleza y la verdad de nuestro llamado, la esperanza de nuestra meta final, y el desafío de nuestra misión. Nadie en el Nuevo Testamento se encuentra con Cristo Resucitado! Todos reciben un mensaje y la misión de hacer conocer a Cristo, de ir y hablar, de ir y ser misión de Cristo Resucitado en el mundo. Y sigue siendo cierto hoy en día.
Es en la "hora" de la muerte y resurrección de Jesús cuando el plan amoroso de Dios llega a su clímax: el Padre da todo al dar a su Hijo; y el Hijo, la Palabra Eterna, da todo al Padre en la obediencia amorosa de la Cruz. Es en la cruz donde todo lo que ha estado oculto queda expuesto.
En la Cruz, lo que Jesús dice al "buen ladrón" lo dice que todos los seres humanos que se han escondido del amor de Dios. En la muerte de Jesús, sangre y agua fluyen de su costado herido; símbolo de la presencia y acción del Espíritu Santo, que surge como un manantial de gracia! Santísima Trinidad se hace presente más allá de nuestra comprensión.
El incorruptible Cuerpo Resucitado de Jesucristo no es algo del pasado. Siempre está presente y la Iglesia no cesa de celebrar esta presencia. Esta es la gloria de la Pascua! Hemos sido reclamados por este mismo Jesús y se nos ha dado el don del Espíritu Santo para ser sus testigos.
Somos testigos al celebrar la Liturgia, al escuchar la Palabra y al recibir su Cuerpo Resucitado en la Sagrada Comunión. Cuando las puertas de la Iglesia se abren y nosotros entramos, seguimos siendo testigos y continuamos celebrando la presencia de Cristo. De hecho, el acontecimiento de la Pascua brilla más en el mundo de nuestra cotidianidad. Muchos hijos dispersos necesitan acercarse al Señor. Nosotros somos los testigos.
¡Felices Pascuas!