A Shepherd’s Message – Sept. 12, 2023

September 12, 2023

We are amid the first weeks of the school year, and we are also beginning our religious education formation sessions for children, teens and young adults. We are also continuing our formation sessions for our children and adult catechumens. Because we are human persons, we are born to learn and be catechized. We also look to those who are generous in imparting knowledge and an ethic of goodness and beauty.

An act of thanks goes out to all the teachers in our schools: Catholic, private and public. Teachers are most frequently quiet, even unassuming. However, they are essential leaders and active agents in our culture who can inspire both young and old to learn and embody subjects worthy of human knowledge and discipline. How much we owe our teachers!

In the same breath, we must also honor all our catechists. In what is one of the oldest ministries in the Church, catechists generously give of themselves and share the deeper dimensions of their own Catholic faith. Catechists have the challenge to teach and proclaim publicly the genuine truth and beauty of the Catholic faith to children, adults, accomplished learners and new catechumens.

With the words and power of the Scriptures in their hands, with the prayer of the Our Father and Hail Mary in their heart, with the understanding of the faith and the Catechism in their heads, with the surrounding sound and beauty of Catholic art and imagination covering them, catechists go forth with boldness. They also must show great courage since nothing can be more fearful than to teach the faith to a group of rowdy sixth-grade students! It is only God’s love manifesting itself through a catechist that explains who and what a catechist is and does. MAY THEIR NUMBERS INCREASE IN THIS LOCAL CHURCH IN ALL LANGUAGES!

Since we are celebrating a Eucharistic Revival this year in the Church in the United States, one of the major themes for catechesis this year is the Mystery of the Eucharist.

In an Apostolic Letter to the whole Church last year titled “Desiderio Desideravi,” Pope Francis gives eloquent expression to the purpose and meaning of the Liturgy and to his desire that there be a deepening catechesis and formation on the Liturgy for all God’s people.

In one beautiful section, the Holy Father writes about amazement and astonishment before the Paschal Mystery, that is, the event of the death, resurrection and ascension of Jesus Christ. The Christian Mystery is an event and not just a subjective feeling of interior grace before a vague sense of the eternal.

The Paschal deed of Jesus has the power to reach towards each one of us, here and now, with an abundance that goes beyond us to the end of time when Christ will come again in fullness. A human being is capable of symbolic action and symbolic understanding; Baptism makes one capable of a sacramental understanding.

The Holy Father wants us to “unpack” this sacramental understanding with the help of our catechists. It is a slow and patient kind of learning and acting. The liturgical celebration requires us to be active and prayerful listeners and celebrants. I hope that you will read his letter and study it.

Pray for our catechists (and all teachers) that they do their work well!


Estamos en las primeras semanas del año escolar y también estamos iniciando nuestras sesiones de formación en educación religiosa para niños, adolescentes y jóvenes adultos. También continuamos nuestras sesiones de formación para nuestros niños y adultos catecúmenos. Porque somos personas humanas, nacemos para aprender y ser catequizados. También miramos a aquellos que son generosos al impartir conocimientos y una ética de bondad y belleza.

Un acto de agradecimiento va a todos los maestros de nuestras escuelas: Católicas, privadas y públicas. Los maestros suelen ser callados e incluso modestos. Sin embargo, son los líderes esenciales y agentes activos en nuestra cultura quienes pueden inspirar tanto a jóvenes como a mayores a aprender y ser un ejemplo digno del conocimiento de la sabiduría y disciplina humana. ¡Cuánto les debemos a nuestros maestros!

Al mismo tiempo, debemos también honrar a todos nuestros catequistas. En lo que es uno de los ministerios más antiguos de la Iglesia, los catequistas generosamente se entregan a sí mismos y comparten las dimensiones más profundas de su propia fe Católica. Los Catequistas tienen el desafío de enseñar y proclamar públicamente la verdad genuina y la belleza de la fe Católica a los niños, adultos, estudiantes exitosos y nuevos catecúmenos.

Con las palabras y el poder de las Escrituras en sus manos, con la oración del Padre Nuestro y el Ave María en su corazón, con el entendimiento de la fe y del Catecismo en sus cabezas, con el sonido envolvente y la belleza del arte Católico y la imaginación cubriéndolos, los catequistas se ponen en marcha con valentía. ¡Deben también mostrar un gran valor ya que nada puede ser más aterrador que enseñar la fe a un grupo de estudiantes alborotados del sexto grado! Es solo el amor de Dios manifestándose a través de un catequista que explica quién es y qué hace un catequista. ¡QUE EL numero de catequistas aumente en esta iglesia local en todos los idiomas!

Ya que este año estamos celebrando un Avivamiento Eucarístico en la Iglesia de los Estados Unidos, uno de los temas principales para la catequesis este año es el Misterio de la Eucaristía.

En su Carta Apostólica a la Iglesia entera en año pasado titulada “Desiderio Desideravi”, el Papa Francisco expresa elocuentemente el propósito y significado de la Liturgia y su deseo de que exista una catequesis y formación profunda sobre la Liturgia para todo el pueblo de Dios.

En una hermosa sección, el Santo Padre escribe sobre el asombro y la maravilla ante el Misterio Pascual, que es el evento de la muerte, resurrección y ascensión de Jesucristo. El Misterio Cristiano es un evento y no solo un sentimiento subjetivo de gracia interior ante un sentido vago de lo eterno.

El acto Pascual de Jesús tiene el poder de alcanzar hacia cada uno de nosotros, aquí y ahora, con una abundancia que nos sobrepasa hasta el fin del tiempo cuando Cristo vuelva en plenitud. Un ser humano es capaz de un acto simbólico y un entendimiento simbólico; el Bautismo nos hace capaces de un entendimiento sacramental.

El Santo Padre quiere que “desglosemos” este entendimiento sacramental con la ayuda de nuestros catequistas. Es un tipo de aprendizaje y de actuar lento y paciente. La celebración litúrgica requiere que seamos oyentes y celebrantes activos y en oración. Espero que lean su carta apostólica y la estudien. ¡Oren por nuestros catequistas (y todos los maestros) para que hagan bien su trabajo!